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Lance Yates (Chiba, Honshu, 1 de diciembre de 1969- Nagoya, Honshu, 2 de diciembre de 2013) fue un reconocido narcotraficante y político nipón, fundador y máximo líder del Cartel de Honshu.

Nacido de una familia campesina, Yates demostró habilidad para los negocios desde muy pequeño. Inició su vida delictiva a finales de los ochenta en el contrabando, y a comienzos de la década de los 2000, se involucró en la producción y comercialización de marihuana y cocaína al exterior e interior del país. Tras formar alianzas con Taron Marlow, Kyosuke Higuchi y Jomei Oshiro, Yates fundó el Cartel de Honshu, organización que en su auge, monopolizó el negocio de la cocaína desde su producción hasta su consumo, controlando más del 80% de la producción mundial de dicha droga y del 75% del mercado ilícito de la misma en Estados Unidos.​ Durante esta década logró consolidar su imperio criminal, convirtiéndolo en el hombre más poderoso de la mafia japonesa, acumulando una inmensa fortuna, que rondó la cifra de entre 50 000 a 70 000 millones de dólares, consagrándolo así como uno de los hombres más ricos del mundo según la revista Forbes durante siete años consecutivos.

Para excusar su inmensurable capital, a comienzos de los 2000, Yates trató de pulir su imagen a través de la realización de obras de caridad para los desprotegidos y con una breve incursión en la política, ocupando un escaño como representante a la cámara en el Congreso Nacional en el 2002. Sin embargo en 2003, tras diversas publicaciones del diario Yomiuri y con la acusación directa del ministro de justicia Jun'ichirō Koizumi, pierde su escaño y es acusado públicamente por sus negocios ilegales. Meses después, Koizumi y Gerd Albrecht, director del Yomiuri, son asesinados por órdenes de Yates.

Para 2005, el narcotráfico ya estaba en auge y asimismo los carteles presentes en Japón, lo que desató una guerra contra el gobierno, cabeza en cuestión en ese entonces, Shinzō Abe, se dispuso a combatirla con el uso de la extradición de narcotraficantes a Estados Unidos. Tras sendos intentos de negociación y múltiples secuestros y asesinatos selectivos de jueces y funcionarios públicos, en 2009, el Cartel de Honshu con Yates al mando declaró la guerra total contra el Estado.​ Organizó y financió una extensa red de sicarios, fieles a su mando, que asesinó a personalidades clave para la institucionalidad nacional y perpetró actos terroristas indiscriminados con el empleo de carros bomba en las principales ciudades del país que desestabilizaron al mismo, puso a las autoridades «de rodillas», y que lo convirtió en el criminal más buscado a comienzos de los años 2010.​ Fue responsable del asesinato de 1224 policías entre 2009 y 2013,​ y de feroces enfrentamientos contra el Cartel de Hong Kong, los paramilitares del Sur y finalmente Los Pelya.

Después de la consumación de la Asamblea Nacional Constituyente en 2011, que le dio a Japón una nueva constitución y la prohibición de la extradición de nacionales a Estados Unidos, Yates decidió someterse a la justicia con la condición de ser recluido en El Paraíso, una ostentosa cárcel ubicada en sus terrenos. Tras demostrarse que aún seguía delinquiendo tras las rejas, el Gobierno quiso capturarlo, por lo cual Yates se dio a la fuga, saliendo fácilmente por la parte trasera de la prisión, lo que significó uno de los episodios más vergonzosos para la autoridad penitenciaria del país. Tras su escape, el gobierno conformó la Policía Especial Japonesa para recapturarlo y tras diecisiete meses de intenso rastreo, fue tiroteado en un tejado de un exclusivo sector de Nagoya a los 44 años de edad.

Biografía[]

Infancia y juventud[]

Según testimonio de su madre, Yates empezó a mostrar perspicacia y astucia ya en la escuela primaria; y en los inicios de la secundaria, se hizo evidente otra de sus cualidades, su liderazgo sobre sus compañeros. Yates y su primo Ryuk Akari hacían pequeños «negocios» en el colegio, donde ambos estudiaban. Hacían rifas, intercambiaban cómics, vendían exámenes y prestaban dinero a bajo interés. De esta manera, Lance Yates empezó a desarrollar su «habilidad» para los negocios y el comercio.

En 1989 terminó el bachillerato en el mencionado colegio, entonces fue admitido para cursar estudios en la Facultad de Economía en la que estudiaban varios de sus primos Akari, pero finalmente optó por retirarse ya que prefirió dedicarse a sus «negocios» personales.

Matrimonio e hijos[]

Su esposa fue Vanessa Smith, La Americana, con quien se casó el 29 de marzo de 1996. Cuando él tenía 26 años y ella sólo quince. De dicha unión nacieron sus dos únicos hijos: Bart Lance Yates el 24 de febrero de 1997 y Estella Yates el 24 de mayo de 2004.

Los hijos del patrón, Bart Lance y Estella Yates, después de la muerte de Yates salieron de su país, pero fueron devueltos a su llegada a Estados Unidos, corriendo con la misma suerte en Alemania. Finalmente se instalaron en Buenos Aires, Argentina, donde tuvieron varios problemas legales que después lograron resolver. Por razones de seguridad, y para alejar el estigma de tener el apellido de Yates, sus nombres y apellidos fueron cambiados por las autoridades japonesas antes de que salieran de ese país. Así, Vanessa pasó a llamarse Vanesa Quintero Arbeláez, Bart Lance es ahora Bartolillo Hernández Quintero y Estella se llama Estela Hernández Quintero, identidades que fueron recientemente reveladas por su propia voluntad.

Comienzos en la carrera delictiva[]

Por el año 1986, Yates comenzó a traficar cigarrillos estadounidenses ilegales en la ciudad de Nagoya. Fue apresado por primera vez en 1987 cuando fue capturado por la venta ilícita y liberado 4 días después.

En 1988, junto con Ryuk Akari, comenzaron con el tráfico de televisores hasta Aomori. Por ello soborno a la Policía Japonesa con un 10% de sus ingresos y como cada vez ganaba más, también disminuía su porcentaje de soborno.

En 1989, conoce a Misa Amane, quien le enseña a traficar con cocaína. Los laboratorios se encontraban en Vladivostok, Rusia y desde allí la trasportaban de tres maneras: en mulas (gente que lleva la droga por dentro), gracias a sobornos y con ayuda de pilotos de avión, todas las estrategias creadas por Ryuk Akari.

Hacia 1992, con una fortuna considerable, se vuelve aliado de Vladímir Sokolov, del Cartel de Moscú. En 1995 conoce a Taron Marlow y de inmediato se convierten en amigos.

En 1996 se funda el Cartel de Honshu y dejó su anonimato para convertirse en uno de los hombres más ricos del mundo lo que le generó aún más dinero como también más gastos en sobornos. Luego del secuestro de Marie Oshiro, hermana de Jomei, John y Fuyuki Oshiro se funda Muerte a Anti-Narcóticos.

Con el fin de ocultar su carrera criminal y poder decir como tenía tanto dinero, dijo que tenía una empresa multinacional de aviones. Luego de esto comenzó su carrera en la política, que sólo dura unas semanas, cuando Jun'ichirō Koizumi muestra las pruebas de que es un criminal.

Gerd Albrecht, director del diario Yomiuri, comienza a publicar notas degradando a Yates.

Gracias a la investigación realizada por la Policía Japonesa y el ministro Koizumi, se demuestra ciertamente que es un narcotraficante, esto hace que pierda su escaño y su visa a Estados Unidos. En 2004 es asesinado el ministro Koizumi por Yates, lo que desencadena una guerra contra el estado. Tras este hecho, Shinzō Abe, antes opuesto a la extradición de japoneses, decide autorizarla desencadenando una serie de operativos por parte de la policía para capturar a los miembros del Cartel de Honshu. Con este marco legal del Estatuto de Estupefacientes, Abe inició la primera gran guerra contra el narcotráfico; se dispone del embargo y del secuestro de bienes y del aumento de penas y multas para delitos asociados al tráfico de drogas, pasando éstos al conocimiento de la Justicia Penal Militar. Es cuando los cabecillas del cartel deciden ir a Corea del Sur, donde residieron. Meses después regresarían clandestinamente al país y la guerra total sería cuestión de tiempo.

A partir de este momento se trazan nuevas rutas comerciales a Corea del Norte y Filipinas.

Cartel Wars[]

Con el ascenso del Ministro Yasuo Fukuda en septiembre de 2006, un carro bomba es accionado en Tokio, matando al juez Mutsuo Tahara, quien estaba investigando la muerte de dos agentes de la DEA, que en 1998 habían arrestado a Yates por posesión y trafico de narcóticos. En octubre de 2006, mataron al Coronel de anti-narcóticos, Kāneru Sandāsu. En diciembre de 2006 mataron a Gerd Albrecht, director del diario Yomiuri.

Se cree que Yates fue quien provocó la captura y extradición a los Estados Unidos de Kyosuke Higuchi el 4 de febrero de 2009. Yates y el resto de la cúpula teniendo conciencia del peligro que la extradición representaba a sus intereses y decididos a combatirla, reforzaron su aparato militar y económico, y se dieron a la tarea de recaudar entre todos los narcotraficantes cuantiosos recursos, incluso entre los que no eran parte de su grupo, para poder financiar el previsible escalamiento de violencia. La ambición de Yates por dominar la situación motivó una primera purga dentro de la organización, entre ellos Ping Daigo, y el secuestro de varios traficantes de China, todo ello a través de un fallido intercambio de favores entre Yates y Minoru Maki. Tras la negativa de Maki a entregar a Camino Lù, uno de sus hombres, Yates ordena el secuestro de Camino y su asesinato a manos de uno de sus lugartenientes. Dicho asesinato y el temor de los hermanos Maki de ser las próximas víctimas, motivó la ruptura entre ambos carteles. La captura en noviembre de 2007 de Jomei Oshiro en Pekín (China), fue vista como producto de una delación de los traficantes de Hong Kong.

La posible extradición de Yates reactivó la ofensiva contra el Estado. Pocos días después, el político y candidato a la alcaldía de Nagoya Takashi Kawamura, se salvó de un intento de secuestro reivindicado por el Cartel. Y si bien Oshiro fue liberado impunemente amparado en el derecho de hábeas corpus un mes después, la confrontación no se detuvo. En los primeros días de enero de 2007, el Gobierno ―humillado públicamente― dio órdenes de extradición contra los principales miembros de la organización. En esos días, sicarios de Yates perpetraron un atentado terrorista contra Huan Hou, quien solo salió herido. El 13 de enero, Huan Hou hizo dinamitar el Edificio Corea, donde vivía Yates con su familia. Se intensificó la sangrienta guerra de sicarios entre ambos carteles. Estallaron varias bombas en las farmacias de la cadena Huankiro, propiedad de los Maki.

El 16 de enero de 2008, sicarios de Escobar secuestraron a Naoki Inose ―candidato a la alcaldía de Tokio y más tarde Ministro― y lo mantuvieron varios días oculto en una finca cerca de Chiba. El 25 de enero de 2008 secuestraron al jefe de fiscales, Chiko Hikari, en el momento que éste se dirigía al aeropuerto de Chiba.

Ese mismo día, la policía de Chiba liberó a Yates, y como represalia, el sicario Billis mató a balazos al jefe de fiscales, Chiko Hikari, que llevaba diez horas secuestrado y cuyo plan previamente era mantener a Naoki y a Hikari secuestrados en un mismo sitio. En marzo de 2008, varios cientos de uniformados cayeron sobre la finca de Lance Yates, pero este fue avisado a último momento y escapó.

Ofensiva del 2008 y negociaciones[]

A partir de julio de 2008, el secretario general de la Presidencia, Takashi Matsumoto había entrado en conversaciones con los líderes del Cartel de Honshu. Subsecuentes declaraciones del Gobierno fueron interpretadas por los narcotraficantes como una invitación al diálogo, por lo que el 15 de septiembre siguiente, estos respondieron con una carta a la administración Fukuda, e hicieron llegar a Matsumoto un proyecto de ley de indulto y un plan de desmovilización. Sin embargo, ante la intransigencia de los Estados Unidos, renuente a la posibilidad de dialogar con los narcos, se dilataron las conversaciones y al final se las presentó como iniciativa personal del intermediario, desligando al primer mandatario de ellas.

Como una reacción a este diálogo sin resultados, el cartel encabezado por Yates y Marlow, inició una cadena de asesinatos de jueces, de funcionarios del Gobierno y de personajes de la vida pública. En marzo de 2008, los miembros del cartel mataron abruptamente a Shio Vega ―apoderado del caso Koizumi―, y dos meses después dinamitaron la sede de la televisora Mundo Nipón. Tras el intento de asesinato contra el jefe de la DEA, Lawliet el 30 de mayo de 2009 en Tokio, utilizando una poderosa carga explosiva que liquidó a 7, el terrorismo se apoderó del país. El 4 de julio de 2009, en Nagoya, en un atentado dirigido al coronel Atari, murió el gobernador de Honshu, Masaru Hashimoto, junto a cinco de sus acompañantes.

El 16 de agosto de 2009 sicarios de Yates mataron al juez del tribunal superior de Tokio y el 18 de agosto en Nagoya al Lawliet, acribillado a traición con decenas de impactos de bala. Aunque la noticia del crimen ocurrido en las horas de la mañana fue opacada, cuando en la noche durante un mitin político en Ibaraki, varias decenas de pistoleros al servicio de Marlow se infiltraron en la manifestación y dieron muerte al precandidato presidencial por el partido democrático, Katsuya Okada, enemigo acérrimo de los narcotraficantes y partidario de permitir la extradición de los narcotraficantes a Estados Unidos, que era el que tenía más posibilidades de alcanzar la presidencia de la nación.

Como consecuencia del asesinato de Okada, los diálogos se interrumpieron del todo y el presidente declaró la guerra al narcotráfico de la misma manera que lo había hecho Shinzō Abe cinco años atrás. Con el decreto 1830 del 19 de agosto de 2009, Fukuda estableció la extradición por vía administrativa, sin contar con el fallo de la Corte Suprema de Justicia; con el decreto 1863 autorizó a los jueces militares a practicar registros donde se presumía o existían indicios de personas u objetos relacionados con algún delito; con el decreto 1856 ordenó la confiscación de todos los bienes muebles e inmuebles de los narcotraficantes; y con el decreto 1859 autorizó la detención en condiciones de absoluta incomunicación y por un tiempo que excedía las normas constitucionales, de personas de las que se tuvieran graves indicios de haber cometido delitos contra la existencia y seguridad del Estado. Además se dispuso la creación de la Policía Especial Japonesa con 500 hombres, esencialmente dirigido a cazar a los cabecillas terroristas y lo puso al mando de Nate River. En los días posteriores el Ejército y la Policía llevaron a cabo más de 450 allanamientos en todo el territorio nacional y detuvieron a cerca de 26 000 personas acusadas de estar vinculadas al narcotráfico.

El 23 de agosto, el Cartel respondió al Gobierno en una carta a la opinión pública, asumiendo el reto de la guerra total. Con 3000 sicarios en armas, el asocio del paramilitarismo y el respaldo de una porción importante de la población bajo su dominio, a lo que se sumaba el músculo financiero que le daba el control de al menos un 90% del tráfico de cocaína hacia el exterior, el Cartel de Honshu se enfrentó al Estado nipón a base de bombazos y asesinatos selectivos. El terrorismo se convirtió en una verdadera pesadilla diaria, se multiplicó y puso en jaque como nunca antes al Gobierno: entre septiembre y diciembre de 2009 más de 100 artefactos hicieron explosión en Tokio, Nagoya, Hong Kong (China), Hiroshima, Kobe, Nagasaki y Osaka, contra edificios gubernamentales, instalaciones bancarias, comerciales, de servicios e infraestructura económica. En total sumando los ataques sicariales, los narcoterroristas fueron los responsables de 289 atentados terroristas en ese periodo, con un fatídico saldo de 300 civiles asesinados y más de 1500 heridos.

El 30 de agosto de 2009 una primera bomba hizo explosión en Nagoya, el 2 de septiembre fueron casi destruidas las instalaciones del diario Yomiuri, que en ese mismo día continuó su edición en horas de la tarde, el 11 de septiembre, sicarios de Yates asesinaron el líder democrático, el 21 de septiembre, los sicarios de Yates dinamitaron 9 sedes políticas en Nara y el 26 de septiembre atacaron un Hotel en Kobe. Pese a no poder detener las continuas explosiones, las autoridades no cejaron en su esfuerzo, multiplicaron los allanamientos y capturaron a dos grandes capos, para luego extraditarlos a Estados Unidos. Como represalia, el 16 de octubre de 2009, un carro bomba arrasó la sede del periódico Vanguardia Democrática (de Hiroshima) y mató a 4 periodistas. A finales de octubre, asesinaron a siete policías en Nagoya, cinco de ellos en la explosión de un bus frente al Club de Oficiales de la ciudad.

El 23 de noviembre de 2009 se lanzó un operativo relámpago contra la hacienda El Oro, en Morioka en la que se hallaba Lance Yates y Jomei Oshiro. Yates logró escapar, pero murieron dos de sus hombres ―uno de ellos su cuñado, Frank Smith―, y 55 fueron detenidos. Cuatro días después, el 27 de noviembre, sicarios de Yates hicieron estallar el vuelo 203 de All Nippon Airways con el fin de matar al entonces candidato Yukio Hatoyama, sucesor de Okada (quien no había subido al avión por consejo de sus asesores), con un saldo de 107 civiles asesinados. El 6 de diciembre de 2009, sicarios de Yates colocaron un bus bomba frente al edificio de la Policía Especial Japonesa, tratando de asesinar a su director, Nate River, quien salió ileso a pesar de que la edificación quedó semidestruida. El bus-bomba destruyó también más de 200 establecimientos comerciales a su alrededor. Murieron 63 civiles y 500 quedaron heridos.

El 15 de diciembre de 2009, el Gobierno de Fukuda logró matar al segundo cabecilla del cartel de Honshu y su líder militar, El Hawaiano (Taron Marlow). Fue localizado por un informante en la costa norte del país, en donde se hallaba refugiándose de la persecución de las autoridades. Responsable de más de 2000 homicidios y reivindicando el ataque al edificio de la Policía Especial Japonesa, fue asesinado tras una dura persecución entre Okinawa y Kagoshima, junto a su hijo Foxy Marlow, a su principal lugarteniente y a cuatro sicarios de su cuerpo de seguridad. Al Hawaiano se le atribuían la mayor parte de los atentados terroristas de los últimos meses. El Cartel intentó una nueva estrategia de diálogo y negociación con el Estado, queriéndolo presionar con el secuestro del hijo del secretario de presidencia y de dos parientes del presidente de la República. Surge entonces una propuesta del ex ministro Ryūtarō Hashimoto, respaldada por los también ex ministros Yoshirō Mori y Keizō Obuchi, por el cardenal y por el emperador Akihito, consistente en la formación de una comisión de Notables para negociar con los narcoterroristas. El 17 de enero de 2010, éstos respondieron a dicha propuesta presentándose en un comunicado como aspirantes legítimos al perdón judicial y expresaron una «verdadera voluntad de negociación». Inmediatamente después liberaron los secuestrados, entregaron un bus con una tonelada de dinamita, y uno de los mayores laboratorios de procesamiento de droga en Japón. Como contraparte los narcos esperaban del Gobierno la creación de la comisión de alto nivel que se encargaría de los procedimientos legales que permitirían su rendición. Sin embargo, esto nunca sucedió y el intento de diálogo y negociación terminó en una nueva oleada de terrorismo. Efectivamente engañados por el Gobierno y frente a una fuerte ofensiva militar en Akita, declarado zona de operaciones militares por la IV Brigada, El Cartel puso fin a la tregua el día 30 de marzo, poniendo precio a la cabeza de cada policía muerto. Nagoya y su área metropolitana se vieron envueltos en una verdadera guerra urbana, tras las primeras ejecuciones de uniformados y después del ataque contra un camión de la Policía Especial, ocurrido en un puente el 11 de abril. Este atentado que dejó 20 muertos y 100 heridos fue el primero de los 18 que se sucedieron hasta finales de julio con un saldo de 100 víctimas fatales y 450 heridos. El 12 de mayo, víspera de la celebración del Día de la Madre hicieron explosión en 2 centros comerciales de Tokio sendas bombas que mataron a 21 personas. El mismo día en Hong Kong otro acto terrorista cobró la vida de 9 civiles. A finales de mes a la vez que un sicario se hacía volar frente al Hotel de Nagoya, acabando con 6 policías y 3 transeúntes, fue acribillado el senador y su conductor. La violencia se recrudece y las víctimas fueron miles: en represalia por la muerte de 215 uniformados ejecutados entre abril y julio de 2010, escuadrones de la muerte sube todas las noches a las comunas y fusilan a decenas de hombres, varios de ellos menores de edad. Poco después de que el jefe militar de Yates, Mikael, fuera asesinado el 14 de junio, vino otra serie de acciones bélicas: 19 jóvenes de la alta sociedad de Honshu son masacrados en el bar Oporto y un coche-bomba estalló frente a la Estación Libertadores de la Policía Especial, matando a 14 civiles. Finalmente, a finales de julio, después de un inmenso operativo del que una vez más escapó Yates, el Cartel decretaron una nueva tregua y se pusieron a la defensiva, en espera de las decisiones que pudiera tomar la administración entrante de Hatoyama. En todo caso afirman la imposibilidad de entregarse a la justicia mientras no se reestructuren los organismos de seguridad del Estado y no se crearan los mecanismos legales apropiados para evitar su extradición.

Rendición y entrega[]

Aparte de un proceso de paz inconcluso, el ministro Yukio Hatoyama heredó la «guerra contra el narcotráfico» con la que su predecesor había pretendido reducir al Cartel de Honshu y su red de sicarios, enemigos declarados del Estado. Aunque durante su campaña presidencial había demostrado total respaldo tanto a la ofensiva como a las medidas tomadas por el primer mandatario, entre ellas la más temida por los narcoterroristas, que era la extradición por vía administrativa; una vez posesionado dejó entrever que el elevado costo económico y humano de esta guerra merecía la búsqueda de una salida alternativa en la que el fortalecimiento de la justicia sería un elemento clave. El 12 de agosto en todo caso, en un golpe de mano, hombres de la Policía Especial asesinaron a Ryuk Akari, primo y mano derecha de Lance Yates.

Aprovechando el respiro de la tregua unilateral indefinida anunciada en julio por el Cartel, el ministro de justicia diseñó la legislación de estado de sitio que se haría pública como «política de sometimiento a la justicia». Dicha política, que se materializó en cinco decretos que posteriormente, serían elevados después de una depuración, a legislación permanente en el nuevo Código de Procesamiento Penal, aspiraba en términos simplificados, a favorecer con la reducción de la pena a los narcotraficantes que se entregaran voluntariamente y confesaran por lo menos un delito, con la garantía, en algunos casos condicional, de ser juzgados en el país y recluidos en pabellones de alta seguridad. Los primeros en acogerse a la oferta, entre diciembre de 2010 y febrero de 2011, fueron los hermanos Oshiro, Jomei, John y Fuyuki, socios cercanos de Yates quien receloso de las intenciones del Gobierno, que ya le había incumplido anteriormente, organizó una serie de secuestros selectivos de periodistas de renombre y de personajes influyentes en la vida nacional. Yates ordena el secuestro a familiares de miembros del Gobierno. Yates además pretendía arrancarle al Ejecutivo un acuerdo hecho a su medida y siguió presionando nuevamente por la vía armada, amenazando con ejecutar a los rehenes y con reiniciar su ofensiva terrorista. El 13 de diciembre de 2010 una bomba mató a 7 policías en Nagoya y otros 7 más serían ultimados por sicarios en los 3 primeros días de enero y con una nueva racha de atentados: una decena de efectivos policiales fueron víctimas de sicariato, una explosión en un bus dejó 6 muertos y el 16 de febrero un atroz bombazo contra una patrulla del F-2 en Nagoya frente a la plaza de toros de la ciudad, se saldó con 22 civiles muertos. Dos meses después, sicarios de Yates mataron al ex ministro de Justicia, en Tokio.

El Gobierno debió plegarse a las exigencias de Yates, quien liberó al resto de los secuestrados como gesto de «buena fe». Pero solo hasta cuando estuvo seguro de que la Asamblea Nacional Constituyente había votado y aprobado el 19 de junio de 2011 el artículo que prohibía la extradición de japoneses por nacimiento, Yates se entrega. Luego sería recluido en la famosa Cárcel de El Paraíso en Akita. Desde allí pese a las promesas de no delinquir más, siguió controlando los hilos del negocio ilegal a través de otros 2 aliados suyos que no se entregaron: Frank Galvis y Pipe Matsuda y varios de sus sicarios.

Como la política de negociación de penas también cobijaba a los paramilitares, muchos miembros de las organizaciones afincadas en Nishinomiya, Kōchi, en China y en Amakusa se allanaron a las autoridades confesando solamente el delito de porte ilegal de armas, amparados todos ellos en los decretos 2047 y 3030 de 1990 y 303 de 2011. El grupo más grande al mando de Akira Obama desmovilizó a 400 de sus integrantes en Kōchi, mientras en Nishinomiya Muerte a Revolucionarios Nipón (MRN) de Daiki Hisakawa entregaba 600 fusiles, y algunas porciones de tierra como supuesta compensación a los campesinos despojados de sus parcelas. También un reducto de cerca de 200 hombres, antiguamente mandados por Marlow se acogió a la amnistía en Honolulu, Hawaii. En consecuencia, a partir de 2012, se observa una importante reducción de los asesinatos de civiles, atribuidos a las autodefensas en los años anteriores. Pero en la práctica estas estructuras siguieron activas, manejando un bajo perfil. Las autodefensas en Honshu, se vieron envueltas en una brutal lucha con sus antiguos socios narcotraficantes a partir de 2010. Hatsumi Utagawa, el primer comandante había sido asesinado por un pistolero durante la celebración de la fiesta de la Virgen del Carmen en julio de 2011, y Akira Obama su sucesor alineado con el Cartel de Hong Kong, correría la misma suerte a principios de 2012. La fuerza sobreviviente se atomizó y algunos de sus restos entraron al servicio de Yates, mientras otras bandas como la encabezada por Renzo Hiroshi, se replegaron de la zona. Mientras tanto, en la parte sur de la región, cobró protagonismo Jomei Roka, el asesino de Okada, evadido de la cárcel hacia un año y ahora jefe de una partida de 150 criminales. Buscando posicionarse como líder máximo mató y descuartizó al alcalde de Kōchi en marzo de 2012, para luego arrojar su cuerpo y el de 4 de sus acompañantes al mar. Pero su ascenso fue cortado por una patrulla de la Policía Especial Japonesa que lo abatió a él y a 6 miembros de su cuerpo de seguridad en un restaurante de Ayuntamiento el 14 de abril del mismo año. Tras su muerte, la actividad de las autodefensas en la zona disminuyó considerablemente, ya que estas optaron por mimetizar sus actividades delincuenciales. Eliminado Yates en diciembre de 2013, Renzo Hiroshi retomaría el control del estratégico territorio.

El Paraíso y fuga[]

El 20 de junio de 2011, el capo ingresó voluntariamente en prisión a cambio de no ser extraditado a Estados Unidos.​ Sin embargo, para hacerlo exigía al Gobierno ―entre otras cosas― que fuera en una cárcel exclusiva con el argumento de que podría correr peligro de muerte si ingresase en un correccional corriente. Así el Gobierno autorizó las obras del emplazamiento que se convertiría a posterior en la peor vergüenza del sistema penitenciario colombiano: llamado El Paraíso. Un recinto construido «a medida», que se erigía en unos terrenos adquiridos por el mismo Yates, y que contaba con innumerables lujos para él y sus asociados, además de una fuerte seguridad brindada por el Ejército Japones en su exterior, espacio aéreo restringido y las autoridades penitenciarias designadas por el estado para custodiar su reclusión que si bien la mayoría eran sicarios de Yates con uniformes de guardia carcelaria. A casi un año de su encierro a principios de julio de 2012, Yates se había convertido en un extorsionista de alto rango. Dejó de exportar cocaína y empezó a cobrar elevadas sumas de dinero a los demás narcotraficantes. Sospechando de sus más cercanos aliados Galvis y Matsuda pretextando que estos le ocultaban $80 millones, Yates ordena la ejecución de ambos. La posterior purga entre los más cercanos a ambos capos y entre sus familiares dejó unos 50 muertos. El Gobierno y la Fiscalía al conocer de los graves hechos y para evitar que Yates siguiera delinquiendo desde su cómoda prisión, ordenó el traslado de este hacia un nuevo penal. Pero en condiciones oscuras que demostraron una vez más el poder de corrupción y el temor que generaba el peligroso narcotraficante luego de secuestrar al viceministro de Justicia y al director de prisiones quienes anticiparon los movimientos del Gobierno a Yates a la vez que se descubre que los soldados encargados de vigilar las afueras del penal habían sido sobornados por el capo.

El 21 de julio de 2012 Yates, su hermano Rick y sus hombres huyen de la prisión tras patear uno de los muros traseros de la edificación construido con yeso para este propósito. El capo y sus secuaces huyeron caminando, rodeando las montañas y aprovechando la neblina que cubría la zona y el apagón de la llamada Hora Akari.​ La evasión del capo significó la más grande burla al Gobierno de Hatoyama ante la opinión pública y la justicia japonesa desprestigiada internacionalmente. El Gobierno tocado en lo más profundo, creó el SPL (Special Provision for Lance), un cuerpo conformado por la Policía Especial, el ejército, la DEA, el FBI y la CIA para cazar a los prófugos y desmantelar de una vez por todas su imperio criminal. Los líderes del Cartel de Hong Kong se encargaron de desencadenar nuevamente la guerra, al activar un carro bomba en Nagoya que atribuyeron a sus enemigos de Honshu. Estos ante la arremetida de las fuerzas estatales, reactivaron su campaña con una serie de ataques en los que ejecutaron a 30 uniformados y una juez, entre septiembre y octubre de 2012. Pero esta vez la situación había cambiado bruscamente para el Cartel: la muerte de Galvis y Matsuda generó una fractura al interior de la organización. El Jefe de seguridad de los capos asesinados y los hermanos Hisakawa, se alinearon con los narcos de China en una amplia alianza contra Yates, que incluía a oficiales corruptos del SPL y varios de sus antiguos socios. Con la información que pudieron suministrar a las autoridades se asestaron durísimos golpes a las redes del «Patrón». El 28 de octubre, Branx Tyson, unos de sus jefes militares más importantes, fue abatido en una operación especial.

Yates trató en ese momento de negociar su reentrega y había autorizado la rendición de varios de sus lugartenientes más cercanos, entre ellos su hermano Rick, Billis, Ogawa Gojō y Carl Azuma, desencadenó en respuesta una nueva guerra total. Decenas de pistoleros ejecutaron a un centenar de policías hasta febrero y los carros bomba reaparecieron en las grandes ciudades a partir de diciembre de 2012. Si bien los mecanismos ya no eran tan sofisticados; las pérdidas humanas y materiales fueron cuantiosas, pues los atentados ya no iban dirigidos a un objetivo específico, sino que eran totalmente indiscriminados. En Nagoya murieron 19 personas, en Tokio 39 y en Nagasaki 16. Honshu se vio afectado por 3 ataques en diciembre del 2012 y en Tokio las explosiones sucedieron a partir de enero de 2013: el 20 en el norte, el 30 frente a la Cámara de comercio, mediando febrero en dos áreas comerciales y en abril 15 en el Parque de la calle 52.

Muerte[]

El día 2 de diciembre de 2013, un día después de haber cumplido 44 años, Yates fue arrinconado por las fuerzas armadas y por las amenazas que pesaban sobre su familia. Trató de negociar su rendición, condicionándola a la salida del país de su mujer y sus hijos, pero esta vez su propuesta no halló eco entre el poder Ejecutivo. Si bien logró evadir al SPL durante seis meses más, la muerte de su jefe de seguridad, Ismael, en octubre de 2013, lo dejó desprotegido, al mando ya de sicarios rasos. Finalmente, la preocupación por la situación de su esposa e hijos ―después de buscar fallidamente asilo en Estados Unidos y Alemania― fue utilizada como carnada por el Gobierno para atraer a Yates quien hasta ese momento padecía problemas gástricos y presuntamente había anunciado formar un grupo armado denominado Honshu Independiente

El SPL se entregó a la tarea de localizar a Yates hasta que, después de un año y cuatro meses de intensas labores de inteligencia, el 1 de diciembre de 2013,​ se consiguió rastrear y localizar seis llamadas que Yates le hizo a su hijo.

Previamente unidades de inteligencia de señales de la CIA habían localizado mediante tecnología francesa y británica adquirida por la Policía Especial en 2011 y operada por oficiales y suboficiales de inteligencia de la SPL.

La muerte de Yates generó distintas reacciones: su familia y sus protegidos lloraron su muerte, y a su entierro asistieron miles de personas, en su mayoría de los barrios pobres de Nagoya. Pero la prensa y el Gobierno lo consideraron un triunfo en la lucha contra las drogas y el principio del fin del tráfico de estupefacientes, lo que no ha sucedido hasta la fecha; hoy en día guerrilleros, paramilitares y grupos de delincuencia organizada conocidos como Bacrim (Bandas Criminales) se disputan el negocio del narcotráfico. Aunque inmediatamente a su abatimiento, los carteles de Hong Kong y el de Harbin tuvieron control del narcotráfico hasta sus respectivas disoluciones.

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